¡Cállate Chachalaca! Los enemigos del debate en México
¿Por qué no ha florecido el debate en nuestra cultura?
En México no ha florecido el debate, esa forma de comunicación que surgió en la Grecia clásica, se propagó por Occidente en el ocaso del medievo, fue artífice del liberalismo en la Ilustración, y se volvió un componente inseparable de la cultura política en las democracias liberales a partir de la Revolución Industrial. Aunque lo practicamos esporádicamente, nuestra cultura no lo valora o anhela, nuestras instituciones políticas, educativas e informativas no lo fomentan, los individuos procuran evadirlo y la sociedad en general muestra una permanente animadversión en su contra. Los síntomas son plenamente evidentes en ambos ámbitos de nuestra vida política: el público y el privado –tanto en la política formal, los medios de comunicación, las cortes de justicia y las universidades, como en los grupos de amigos, los cultos religiosos y las reuniones familiares–.
Sin olvidar la continua responsabilidad de convencer al lector sobre la existencia de semejante problema, incluida una definición propia de debate, su historia general y por qué es tan importante para la salud de una cultura política, este libro responde por qué ha sido así; es decir: por qué no ha florecido el debate en México. Qué elementos históricos, políticos, sociales y culturales lo han impedido. Más puntual: qué y quiénes han sido sus mayores enemigos. Algunos son obvios y se han dicho antes –aunque conviene repetirlos para reafirmar la acusación–, otros no tanto y vale la pena ponerlos sobre la mesa para una evaluación posterior.
Prólogo de Rossana Fuentes Berain. Editorial Colofón. Portada: Alonso Herrasti.