Estimado Pablo, me parece muy bueno que le des seguimiento al tema. Yo enfatizaba el TLC, porque creo que la cultura es inseparable de los incentivos y las instituciones. El TLC para mí es central, ya que reconoce de forma estructurada y productiva las asimetrías y diferencias entre países. Naturalmente, siempre hay perdedores y ganadores en ambos lados. Yo enmarco la falta de integración entre México y EEUU que percibes como parte de una tendencia mayor a la desglobalización. Más que un debate sobre si los europeos están desahuciados o no se trata de un choque de visiones. Creo que vale recordar que, antes que Trump, hubo el Brexit. Y, previo a ello, la amenaza del Grexit. El Grexit fue, en mi opinión, el punto de inflexión, porque fue cuando la integración económica entre países asimétricos y con culturas diferentes chocaron de frente. El ordoliberalismo de Berlín, contra el descontrol financiero griego. El euroescepticismo se volvió mainstream. Alemania le advirtió a Francia que eso pasaría, porque Grecia no era integrable, dadas sus características económicas. Francia insistió, para tener más apoyos en el parlamento europeo. (La coyuntura se vuelve estructura.) Al final, el Grexit volvió a despertar los fantasmas de la Segunda Guerra Mundial. Se acusó a Alemania de nazi. Y el Brexit ocurre como consecuencia directa de esto. Trump refleja ese sector globalifóbico, al igual que AMLO y muchos de los partidos que hoy han florecido. Al final, el comercio internacional libre fue lo que creó la hegemonía estadounidense de la posguerra y eso hoy está en crisis, a pesar de los enormes beneficios que ha generado. La relación entre México y EEUU (y aquí coincido plenamente con Salinas de Gortari) necesita más liberalización y no menos. El factor que nadie quiere discutir a fondo es el de la migración. Pero es el tema común de los globalifóbicos en Europa, Estados Unidos y México. Tres países/región que, como pocos, se han beneficiado de la globalización. En fin, espero no haberme ido por las ramas.
Disculpa por contestar hasta ahora, Daniel. Vine a dar una charla en Jalisco. Sí, desde luego me convencen tus argumentos. Fuiste de los que me motivó a darle seguimiento al tema y a repensar la hipótesis cultural. Tiene mucho sentido todo lo que dices.
No te preocupes, Pablo. Tú contesta cuando puedas o lo consideres. La verdadera pregunta a la que hay que dar seguimiento es la que ponías en tu artículo reciente: ¿Y ahora qué hacemos con el liberalismo? Buen fin de semana!
¿Ese incremento al triple de títulos universitarios a hispanos considera sólo a los habitantes que crecieron en EEUU o también incluye a los estudiantes que se van ex profeso para estudiar?
Estimado Pablo, me parece muy bueno que le des seguimiento al tema. Yo enfatizaba el TLC, porque creo que la cultura es inseparable de los incentivos y las instituciones. El TLC para mí es central, ya que reconoce de forma estructurada y productiva las asimetrías y diferencias entre países. Naturalmente, siempre hay perdedores y ganadores en ambos lados. Yo enmarco la falta de integración entre México y EEUU que percibes como parte de una tendencia mayor a la desglobalización. Más que un debate sobre si los europeos están desahuciados o no se trata de un choque de visiones. Creo que vale recordar que, antes que Trump, hubo el Brexit. Y, previo a ello, la amenaza del Grexit. El Grexit fue, en mi opinión, el punto de inflexión, porque fue cuando la integración económica entre países asimétricos y con culturas diferentes chocaron de frente. El ordoliberalismo de Berlín, contra el descontrol financiero griego. El euroescepticismo se volvió mainstream. Alemania le advirtió a Francia que eso pasaría, porque Grecia no era integrable, dadas sus características económicas. Francia insistió, para tener más apoyos en el parlamento europeo. (La coyuntura se vuelve estructura.) Al final, el Grexit volvió a despertar los fantasmas de la Segunda Guerra Mundial. Se acusó a Alemania de nazi. Y el Brexit ocurre como consecuencia directa de esto. Trump refleja ese sector globalifóbico, al igual que AMLO y muchos de los partidos que hoy han florecido. Al final, el comercio internacional libre fue lo que creó la hegemonía estadounidense de la posguerra y eso hoy está en crisis, a pesar de los enormes beneficios que ha generado. La relación entre México y EEUU (y aquí coincido plenamente con Salinas de Gortari) necesita más liberalización y no menos. El factor que nadie quiere discutir a fondo es el de la migración. Pero es el tema común de los globalifóbicos en Europa, Estados Unidos y México. Tres países/región que, como pocos, se han beneficiado de la globalización. En fin, espero no haberme ido por las ramas.
Disculpa por contestar hasta ahora, Daniel. Vine a dar una charla en Jalisco. Sí, desde luego me convencen tus argumentos. Fuiste de los que me motivó a darle seguimiento al tema y a repensar la hipótesis cultural. Tiene mucho sentido todo lo que dices.
No te preocupes, Pablo. Tú contesta cuando puedas o lo consideres. La verdadera pregunta a la que hay que dar seguimiento es la que ponías en tu artículo reciente: ¿Y ahora qué hacemos con el liberalismo? Buen fin de semana!
¿Ese incremento al triple de títulos universitarios a hispanos considera sólo a los habitantes que crecieron en EEUU o también incluye a los estudiantes que se van ex profeso para estudiar?
Estoy casi seguro que incluye los que se fueron ex profeso, don Luis.