La crisis del capitalismo democrático
Con la crisis doméstica que sufre Estados Unidos, está terminando el orden internacional liberal de la posguerra para dar paso a la anarquía. Escribe Raudel Ávila en su columna dominical.
Esta semana, el debate presidencial estadounidense ofreció otra demostración, por si hiciera falta, de lo que Martin Wolf ha llamado “la crisis del capitalismo democrático” en su libro más reciente. A decir de Wolf, el capitalismo sin democracia no puede sobrevivir, pero tampoco la democracia sin capitalismo. Conforme uno de esos elementos se daña, el otro también empieza a fallar.
Estamos ante una crisis del sistema internacional con repercusiones domésticas en todas las democracias del mundo. La crisis se manifiesta, por ejemplo, en la descomposición integral del Partido Republicano, que no solamente no encontró ninguna fuerza política interna para oponerse a Trump, sino que lo abraza con entusiasmo. A su vez, si Trump llega al poder –cosa cada vez más probable–, erosionará el sistema internacional en numerosos aspectos. Aumentará los aranceles, profundizará la guerra comercial con China, se saldrá de la OTAN y romperá la alianza militar de las democracias. Putin consolidará su dominio sobre Ucrania y probablemente avanzará más en sus incursiones militares sobre Europa del Este. Es posible también que eso envalentone a China para invadir Taiwán, con lo que podría superar a Estados Unidos en el desarrollo de chips de alta tecnología, por la reserva de minerales para chips que hay en Taiwán.
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