Nuestra aparente desdicha
Año con año, medición tras medición, los mexicanos rebasamos las leyes de la lógica y calificamos como uno de los pueblos más felices en el mundo.
En años recientes, las menospreciadas “ciencias de la felicidad” se han alejado de la charlatanería, de la literatura de autoayuda y de la psicología positivista para ganarse el afecto de la academia formal. El Tecnológico de Monterrey, por ejemplo, fundó un Instituto de Ciencias de la Felicidad donde estudia el fenómeno con rigor científico. La ONU, po…
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