Se volverá a caer el sistema
Todos los movimientos recientes del régimen obradorista sugieren que se está preparando en caso de perder las próximas elecciones.
El régimen avanza en su captura de las instituciones electorales. En este cierre de año le dio el golpe definitivo al Tribunal Electoral, que es quien certifica las elecciones y resuelve controversias. Los personeros del Licenciado lograron armar una asonada interna para deponer al presidente del órgano y nombrar a una incondicional del partido. Es muy posible que el INE también ya esté capturado. Si bien el régimen no tiene mayoría en el Consejo, tiene a la presidenta Taddei que está ejerciendo de filibustera para no nombrar al Secretario Ejecutivo, el responsable de la operación de las elecciones. El Licenciado, además, tiene depauperado presupuestalmente al INE y todo indica que no contará con los recursos suficientes para organizar la elección a cabalidad. Para poner la cereza en el pastel, al menos tres funcionarios técnicos de alto nivel –uno de los cuales manejaba el conteo preliminar, el famoso PREP– renunciaron en condiciones bastante extrañas.
No cabe duda de que Claudia Sheinbaum tiene ventaja. No la que señalan las encuestas pagadas para promover la idea de que la elección está resuelta y no tiene caso salir a votar, pero sí lleva la delantera. En un corte probabilístico en estos momentos, es más seguro que gane a que pierda. Sin embargo, la elección está lejos de definirse y se puede cerrar de forma cardíaca porque el presidente es el segundo más desaprobado desde la transición democrática, Claudia no es objetivamente una buena candidata, la mitad del país aún no conoce a Xóchitl, el régimen perdió las elecciones intermedias, y en una elección polarizada todo el descontento caería naturalmente hacia el único lado opositor. El régimen no está muy tranquilo que digamos.
Los movimientos recientes del régimen son preventivos. Veremos, además, una operación de Estado el día de la elección como en los viejos tiempos con el empleo de recursos de procedencia oscura, el uso de programas sociales, la coacción del voto y la operación desde el gobierno. Toda la carne en el asador, pues el régimen no sólo se juega su permanencia sino en muchos casos la libertad de sus alfiles. Quizá con todo eso el régimen gane tranquilamente por un margen que no ponga en duda su legitimidad; pero, en caso de que Xóchitl gane, se harán útiles los movimientos anticipatorios.
La elección está lejos de definirse y se puede cerrar de forma cardíaca.
Supongamos, por ejemplo, un escenario como el de 2006 donde Xóchitl ganara por menos del 1 por ciento. En aquella elección, López Obrador alegó fraude y desconoció resultados como toda su vida, pero entonces no estaba en el gobierno ni tenía capturadas las instituciones electorales. Ahora, el régimen podrá fácilmente reventar el conteo preliminar, manipular resultados y aplazar la certificación desde el Tribunal.
Para evitarlo necesitan ocurrir tres cosas. Primero, Xóchitl no sólo tiene que ganar sino hacerlo con una ventaja suficientemente amplia –digamos un 5 por ciento– para que el régimen no tenga margen de maniobra. Segundo, la oposición y la sociedad civil deben invitar a todos los observadores extranjeros y medios de comunicación foráneos posibles para vigilar la elección. Tercero y más importante, la ciudadanía tiene que redoblar esfuerzos en lo que siempre ha hecho bien desde que tenemos democracia: vigilar las casillas, impedir y registrar trampas, y contar los votos. Quizá ni con eso alcance –personalmente creo que este régimen no se irá del poder por las buenas–, pero al menos quedará registro del golpe.
*Posdata: Esta columna se va de vacaciones y regresa el 12 de enero. Gracias por su generosa suscripción y felices fiestas. El próximo año nos tocará defender nuestra incipiente y frágil democracia.
Muchas gracias querido Pablo por tu sapiencia y tu trabajo. Espero tengas la razón por que como se ven las cosas, la vdd se ve muy complicado simplemte por lo que comentas bien sobre el voto que harán los que apoyan Al régimen, que es un voto de gratitud por los programas sociales, mira que conozco a muchos que votarán en función de esa lógica o mejor dicho, de ese sentimentalismo. Que pases unas felices fiestas y más que de acuerdo, regresemos más fuertes para defender lo nuestro. Un gran abrazo!!