Sin confusiones
La defensa de Israel constituye la defensa misma del último reducto de Occidente, escribe Raudel Ávila en su reseña del más reciente libro de Silvia Cherem.
Acaba de publicarse en nuestro país Por nuestras libertades (antes de que sea demasiado tarde): Claves para entender el Medio Oriente y el oscurantismo que se avecina en Occidente, de Silvia Cherem. Pocas veces un libro mexicano aborda con claridad, sencillez, elocuencia e inteligencia el conflicto palestino-isrealí. Generalmente, si un libro mexicano aborda ese tema, lo hace desde la aburrida perspectiva de la academia. No sólo eso, los autores mexicanos suelen quedarse en el lugar común de lo políticamente correcto, condenar a Israel y compadecer a Palestina. Este libro vale la pena precisamente por la valentía de gritar a los cuatro vientos que ese cuento de la izquierda es eso, un cuento.
Cherem explica el origen de las hostilidades más recientes en ese conflicto como resultado de la invasión de Hamás a territorio israelí, donde los militantes de esa organización terrorista robaron, asesinaron, secuestraron y violaron masivamente a pacíficos residentes de esa zona de Israel. Esa agresión original que detonó la violencia actual no ha sido condenada y ni siquiera mencionada por la izquierda internacional y mexicana. Desde el inicio han querido presentar la historia de buenos y malos que les encanta, donde supuestamente un perverso colonizador (Israel) se lanzó militarmente contra una población indefensa. En el caso del gobierno mexicano, probablemente haciéndose eco de esa interpretación de la historia, se ha rehusado a condenar enérgicamente los ataques terroristas de Hamás contra la población civil de Israel.
En el fondo, Cherem logra desenmascarar la postura antisionista y antisemita de las izquierdas, incapaces de reconocer el derecho de Israel a defenderse para sobrevivir. Nadie se atreve a mencionar que Hamás y Hezbolá, así como el gobierno mismo de Irán, se plantean como objetivo oficial explícito la destrucción del Estado de Israel. Eso sí es genocidio, no la defensa de Israel frente al salvajismo y bestialidad de los terroristas.
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