Tim Walz para México
Un modelo posible para los políticos de oposición que requiere nuestro país.
Entre los muchos aspectos llamativos de la convención Demócrata esta semana, a mí en particular me sorprendió la figura de Tim Walz, el candidato a vicepresidente en la fórmula con Kamala Harris.
Se trata, textualmente, de un entrenador de equipo de fútbol americano a nivel preparatoria. No lo digo con tono crítico ni desdeñoso, al revés. Hablo desde la admiración. De su trabajo como entrenador pasó primero al congreso y luego a la gubernatura de Minnesota. En su discurso en la convención utilizó imágenes y metáforas deportivas, además de arengar e inspirar al auditorio como lo haría con los jugadores de su equipo.
Desde luego, antes tuvo que haber demostrado compromiso cívico con su comunidad –nació en un pueblito de 400 habitantes– y ganado reconocimiento dentro del partido Demócrata local. Aficionado a la cacería, a las armas y de impecables credenciales para los electores nacionalistas (formó parte de la Guardia Nacional), es una de esas figuras que recuerdan al ciudadano participativo que tanto admiró Tocqueville en la democracia norteamericana.
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