Tragando sapos
Este mes el Licenciado le ha recetado a sus devotos algunos de los sapos más difíciles de engullir.
Qué difícil es ser obradorista. Implica, antes que nada, desarrollar una ancha garganta para embucharse los sapos que el líder supremo sirve todas las mañanas conforme revela las entrañas de su régimen. Tan sólo este mes, el Licenciado dispensó tres de potente verde olivo para los distinguidos pacifistas que pensaron que este proyecto consistía en regresar a los militares a sus cuarteles. No sospecharon que un caudillo nacionalista latinoamericano acudiría, antes que a nadie, al pueblo uniformado para consolidar su poder.
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