¿Trump o Harris? El destino de México y el mundo
Para saber quién le conviene más a México, debemos primero preguntarnos quién le conviene más al orden internacional liberal. Escribe Raudel Ávila en su columna dominical.
En estos días, Pablo Majluf, el titular de este portal, trató de responder equilibradamente en un video a la pregunta de cuál candidato presidencial le conviene más al propio Estado Unidos, si Trump o Harris, y dejó abierta la pregunta de cuál le conviene más a México. Es una incógnita que se repite como mantra cada proceso electoral estadounidense en las mesas de análisis mexicanas.
En principio, lo apropiado sería empezar analizando cuál le conviene más al sistema internacional. Sistema del cual México forma parte y se beneficia. Me refiero al llamado international rules-based order o el “orden internacional liberal”, como se le ha llamado en español.
Se trata de un ordenamiento internacional apegado al derecho internacional, convenciones, organismos multilaterales y ciertos consensos ideológicos: libre comercio, derechos humanos, etcétera. Sin embargo, todavía no leo analistas mexicanos que se ocupen de este aspecto, a pesar de su evidente trascendencia para el crecimiento económico y desarrollo del país. Dadas las posturas de política exterior de Trump me parece que la respuesta es más o menos evidente. Al sistema internacional le conviene más Kamala Harris.
Si la elección presidencial estadounidense favorece a Trump, experimentaremos un viraje radical en el sistema internacional actual. No nada más cambiará el balance de poder en la política doméstica norteamericana, sino que ese cambio encontrará un correlato en la política exterior de la súper potencia. Si Trump cumple sus promesas, dejará Ucrania a merced de los invasores rusos. No solamente abandonará al presidente Zelensky, sino probablemente a toda Europa, en la medida que Trump pretende sacar a Estados Unidos de la OTAN. La alianza militar más poderosa y exitosa de la historia humana se quedaría sin su principal patrocinador financiero y armamentístico. Lo anterior a su vez tendría repercusiones en el equilibrio geopolítico de otras regiones.
Como se ha señalado hasta el cansancio, China vería con buenos ojos el aislacionismo estadounidense y su retiro del liderazgo global. Primero, por su ambición más inmediata: la recuperación total del control sobre Taiwan. Y segundo, por el reposicionamiento chino en los mares asiáticos para, por ejemplo, establecer una esfera de influencia más clara con el acompañamiento de Corea del Norte, pero también para reivindicar conquistas territoriales como las islas Senkaku, que le disputa a Japón. China busca la hegemonía marítima desde hace años para facilitar el traslado de innumerables mercancías y productos que genera su economía. No obstante, también le interesa el control y la influencia política sobre Asia.
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