Y algunos valientes
En este valle de sombras no todos son, desde luego, traidores. Ha habido héroes y todavía hay algunos más por descubrir
Después de mi artículo de la semana pasada sobre los demasiados traidores, consideré apropiado un apunte sobre su contraparte: los leales y valientes. Esos que hay y ha habido siempre, incluso en este aciago sexenio que está a punto de regresar a México a su matriz histórica autoritaria. Es pertinente el apunte no para hacer un equilibrismo propio de la corrección política y el quedabienismo –como aquellos que tienen que balancear sus opiniones para no agraviar a nadie–, sino porque fijarse en los valientes, como excepción cultural, tal vez marque una ruta hacia el futuro.
Pienso, por ejemplo, en Janine Otálora, única magistrada del Tribunal Electoral en pronunciarse contra la sobrerrepresentación morenista en el Congreso que prácticamente significa el golpe definitivo a la democracia liberal. No sólo se opuso, sino que lo hizo con una exposición de altísima calidad. Esa cualidad de única divergente entre cuatro entregados me parece que remarca la condición precisamente de los valientes y leales en México: casi siempre son los menos y, en consecuencia, la mayoría de las veces son insuficientes. Pasó más o menos lo mismo en el INE, donde un cuarteto de valientes entre siete cobardes –Claudia Zavala, Martín Faz, Jaime Rivera y Dania Ravel–, combatió el avasallamiento aunque finalmente hayan sido derrotados. Menciono sus nombres porque me parece importante consignar con rostro esa valentía. Y cómo olvidar a Brenda Gisela Hernández, quien resistió hasta el final la destrucción de la Comisión Federal de Competencia; o a Blanca Lilia Ibarra del INAI; o a Guillermo Alcocer de la Comisión Reguladora de Energía. Su derrota asegurada resalta su coraje.
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